Con este tutorial aprenderás a cultivar una gran cantidad de setas mágicas de una manera sencilla en tu propia casa. A esta técnica se la llama “Casing Tecnique” y lleva usándose muchos siglos para cultivar todo tipo de setas y hongos. Este sistema de cultivo consiste básicamente en preparar un sustrato y unos recipientes con las condiciones ideales para que el hongo se alimente y crezca.
¿Cómo funciona la técnica casing?
Es muy sencillo: el “Casing Tecnique” consiste en preparar una gran cantidad de tierra para que puedas hacer crecer tus setas en un gran recipiente. A esta “tierra” la llamaremos sustrato, porque no se trata de tierra normal, como la que puedes conseguir en un parque o mantillo del que puedes comprar en cualquier tienda de jardinería. Este sustrato está especialmente preparado para que el hongo no enferme ni críe parásitos que pueda atacarle, pero en el que el hongo pueda encontrar todos los nutrientes y la humedad necesaria para crecer.
Lo primero que necesitas es preparar unos pequeños cultivos con los que luego podrás preparar tu cultivo mayor. Aquí te contaremos brevemente cómo preparar estos pequeños cultivos mediante la técnica complementaria: PF-TEK.
Creando sustrato fértil: PF-TEK
En este manual on-line puedes encontrar el proceso explicado paso a paso.
A continuación te contamos la técnica PF-TEK paso a paso para crear sustrato fértil:
Primer paso: crea los panes de alucinógenos.
Lo primero que vamos a hacer es preparar el sustrato fértil para tu gran cultuvo de setas alucinógenas. Lo vamos a hacer en pequeños tarros, las denominadas “panes”, y para ello sólo necesitas tres ingredientes: harina de arroz integral, vermiculita y agua. Puedes emplear cualquier tarro de cristal, pero es importante que tengas la tapa de esos tarros porque vas a necesitarlas. Igualmente, puedes hacer tantos panes como desees, dependiendo de la cantidad de setas que quieras cultivar.
Mezcla los ingredientes en la proporción 2:1:1 para que el hongo encuentre un lecho perfecto para crecer: dos partes de vermiculita por una de harina y una de agua. Busca un recipiente lo suficientemente grande como para preparar la mezcla, pero antes de realizarla asegúrate de limpiarlo concienzudamente. Procura que la mezcla sea lo más heterogénea posible.
Prepara ahora los tarros, limpiándolos y desinfectándolos también todo lo posible. Llénalos con la mezcla de vermiculita, harina y agua, pero no los llenes hasta el tope. Deja un poco de espacio para tapar la parte superior con una capa final de vermiculita y que todavía queden algunos milímetros hasta el borde del tarro. Con esa capa de vermiculita evitarás que se contamine el sustrato a la vez que lo mantienes oxigenado.
Haz algunos agujeros en la tapa de los tarros. Limpia cuidadosamente los bordes con alcohol y tápalos.
Segundo paso: esteriliza el sustrato.
Ahora tienes que esterilizar el sustrato que has preparado para acabar con todos los posibles contaminantes que puedan dañar posteriormente tu cultivo, por lo tanto es muy importante hacerlo bien. Necesitarás una olla o una olla a presión, en los dos casos utilizarás vapor de agua para esterilizar las mezclas que has preparado.
Prepara una olla que puedas cerrar bien e introduce en su interior una rejilla que evite que los tarros toquen directamente el metal del fondo de la olla (puedes usar un salvamanteles metálico, por ejemplo). Puedes introducir varios tarros a la vez, pero procura que no toquen las paredes de metal.
Llena la olla con agua hasta que el nivel quede aproximadamente a un centímetro por debajo de las bocas de los tarros.
Hierve el agua y luego deja que siga produciendo vapor durante aproximadamente 90 minutos con la tapa de la olla puesta. Mantén el fuego bajo para que durante ese tiempo el agua siga produciendo vapor. ¡Vigila que la olla no se quede sin agua! Cuanto más tiempo dure esta parte del proceso, mejor será la esterilización del sustrato y tendrás menos posibilidades de problemas en el futuro.
Deja enfriar todo durante al menos cinco horas y después saca los tarros de la olla.
Tercer paso: inoculando las tartas
Ahora que ya tienes el sustrato preparado necesitas introducir el hongo en los tarros. Necesitarás tomar algunas precauciones.
Prepara las esporas en una disolución en una jeringuilla. Equípate con mascarilla, gafas y guantes y ten a mano un mechero y toallitas desinfectantes. Necesitas ser muy limpio en esta parte del proceso para no contaminar el sustrato, así que procura ser todo lo cuidadoso posible. Y no te pinches con la jerguilla.
Limpia a fondo tu espacio de trabajo, y lava tus manos (aunque uses guantes), tus gafas y tu mascarilla antes y después del proceso de inyección de las esporas en los tarros. Usando un jeringuilla para introducir las esporas en el sustrato te aseguras de que el hongo colonizará una mayor cantidad de sustrato en menos tiempo y crecerá mejor y más sano.
Usa aproximadamente un mililitro de disolución por cada tarro.
Calienta la aguja de la jeringuilla con el mechero hasta que se ponga al rojo vivo y luego déjala enfriar unos instantes. Introduce la aguja completamente en el sustrato, de manera vertical, usando los agujeros de la tapa.
Cuando alcances el fondo del tarro, comienza a sacar la aguja lentamente mientras presionas poco a poco el émbolo, procurando que el líquido se reparta por todo el recorrido de salida a lo alto del tarro según saca las aguja.
Haz esto mismo en cada agujero del tarro, calentando la aguja siempre antes de cada inyección. Repite el proceso en todos los tarros.
Ahora que el sustrato de los tarros ha sido inyectados con las esporas, el hongo comenzará a colonizar la mezcla.
Cuarto paso: incubando las tartas
Guarda los tarros en un sitio oscuro, templado y tranquilo. El proceso de crecimiento puede tardar varios días, así que no te preocupes si no empiezas a ver setas de un día para otro. Poco a poco se irá formando una especie de tejido de fibras blaquecinas que son el cuerpo del hongo.
Durante este periodo es muy importante que mires de vez en cuando si hay alguna muestra de contaminación. si junto a esta “pelusilla” blanca ves otro color (violeta, gris, azul, verde…), tira inmediatamente el contenido del tarro y limpia y desinfecta tanto el tarro como todo lo que haya podido estar en contacto con él y lávate muy bien las manos. Esto es algo muy importante.
Cuando el hongo termine de colonizar todo el sustrato verás que el contenido del tarro está completamente cubierto de “pelusilla” blanca. Por su aspecto a este estado del sustrato se le llama “pan”. con los “panes” listos, ya puedes empezar a preparar el recipiente grande donde cultivarás tus setas.
Creando el campo de cultivo: técnica casing
Prepara el barreño o contenedor donde pienses cultivar tus setas y límpialo muy bien tratando de desinfectarlo lo más posible.
Prepara más sustrato con el mismo proceso, solo que esta vez no lo vas a inocular. Solo necesitamos la mezcla de harina de arroz integral, vermiculita y agua. Prepara cantidad suficiente como para cubrir con una un espesor de varios centímetros toda la superficie de tu recipiente grande. No olvides esterilizar de nuevo todo el sustrato que prepares utilizando la olla como anteriormente.
Usando unos guantes y con mucho cuidado, saca las tartas de los tarros y desmenúzalas en el recipiente grande. Procura hacerlo con mucho cuidado para no dañar el hongo. Si un trozo no se rompe con facilidad procura desprenderlo con los dedos buscando otro punto de ruptura. Recuerda ser muy cuidadoso.
Ahora cubre el fondo del recipiente con los trozos del pan de manera uniforme y cúbrelos con una capa de sustrato de manera que ningún trozo de hongo quede expuesto o en la superficie.
Añade una capa más de sustrato de un par de centímetros de grosor, apretándolo ligeramente pero sin llegar a aplastarlo. Ahora guarda el recipiente en un lugar oscuro y a temperatura ambiente.
Últimos pasos
Tras unos días el hongo volverá a crecer extendiéndose por el nuevos sustrato del recipiente grande. Verás cómo la “pelusilla” blanca comienza a cubrir la superficie del sustrato. Si ves que aparecen mechas de otro color, igual que ocurrió antes, tira todo el contenido del recipiente y limpia bien toda tu zona de trabajo y lava tus manos.
Si no existe contaminación, lleva tu recipiente a un lugar moderadamente iluminado y templado. Procura tener el sustrato húmedo durante unos días. Verás como poco a poco comienzan a crecer la setas.
¡Disfruta!
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